Casta parasitaria • Castaparasitaria: 17 abr 2010

RAJOY COMPROMETE SU PRIMERA ENTREVISTA COMO PRESIDENTE
CON LA PERIODISTA MAGDALENA DEL AMO:
“ Cuando sea Presidente de Gobierno tendrá usted la primera entrevista como Presidente del Gobierno. ”
(16 de junio de 2005. Véase minuto 16:20 y ss. de la entrevista).

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17 de abril de 2010

El pacto de los corruptos, según Fernando Jáuregui (II)

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-Por Roberto Malestar

(Cfr. «El pacto de los corruptos, según Fernando Jáuregui (I)»)

Quedamos, pues, en que una cosa es el Estado, estructuralmente entendido con el conjunto de sus resortes, y otra, muy diferente, el grupo humano que se ha hecho con el gobernalle de los mismos; dicho ello aún cuando la legitimidad del “hacerse con” no constituya el tema de la presente reflexión. Pero si esa legitimidad no se discute aquí, lo cierto es que el gobierno —de las personas que integran dicho grupo humano— no tiene por qué pactar, ni por lo demás viene obligado a ello, siendo, como con efecto es, que le fue otorgado el poder público del Estado. No sólo es, entonces, que el Estado, en cuanto medio, no pueda pactar, sino que, además, su gobierno no debe sucumbir al fin de hacerlo.

Pactarán en todo caso, si así lo desean, los llamados “agentes sociales”, de los que no forman parte los gobiernos y, por lo mismo, tampoco procede confundir con ellos, aun cuando a los gobiernos corresponda el deber sociopolítico de prestarles atención, lo que nada tiene que ver con la preelectoralista, ridícula y extemporánea demagogia de “los buenos talantes”, generalmente, a horcajadas siempre del caballo de Pavía y la progresista jaca del Talantazo. Sin embargo, los acuerdos de los “agentes sociales” en nada obligan al Estado —a su Gobierno, se entiende. Después, que tal o cual Gobierno convenga en obligarse a aquello para lo que no existe precepto de obligación es ya harina de otro costal: el de las miserias e incompetencias de quienes, con el sextante de la gobernación en la mano, no saben, no pueden, ni quieren hacer otra cosa que prácticas de deformación profesional con sus bordoneantes sindicatos de bon vivants y vagos verticalizados.

Mas, quizá, lo que Fernando Jáuregui quiso decirnos, sin acertar a decirlo, es que, él, se considera firme partidario de un pacto anticorrupción a nivel de Estado. Un pacto incorrupto e incorruptible como el brazo de la Santa, y no como el que coadyuvó al suscrito en el Tinell por las huestes más atapuerquenses del “progresismo” —comunistas, socialistas, neorrepublicanos, independentistas, meapilas nacionalistas e internacionalistas, entre otras carcomas de nuestra nación y su Estado—, en razón del cual fueron expulsados de la gleba de “lo políticamente correcto” unos cuantos más millones de compatriotas que judíos en tiempos de los Reyes Católicos.
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