Casta parasitaria • Castaparasitaria: 05/01/2011 - 06/01/2011

RAJOY COMPROMETE SU PRIMERA ENTREVISTA COMO PRESIDENTE
CON LA PERIODISTA MAGDALENA DEL AMO:
“ Cuando sea Presidente de Gobierno tendrá usted la primera entrevista como Presidente del Gobierno. ”
(16 de junio de 2005. Véase minuto 16:20 y ss. de la entrevista).

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24 de mayo de 2011

Sobre los dos PSOEs y la «Carta ética de la Internacional Socialista» (VI)

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-Por Roberto Malestar

(Cfr. «Sobre los dos PSOEs y la «Carta ética de la Internacional Socialista» (V)»)

El CONJUNTO POLÍTICAMENTE VACÍO: SOCIALISMO SIN SOCIALISTAS
Su obscena instalación en el neoconsocialismo —al que se agarran con una ansiedad sólo comparable a la de los recién nacidos ante la teta materna— explica que los miembros más conspicuos del PSOE de las JONS, como por ejemplo José Bono, en lugar de nombrar al «Partido Socialista Obrero Español», prefieran, simplemente, referirse al «Partido Socialista», omitiendo los dos términos que supuestamente definen al PSOE; es decir, los términos que, vinculados a dicho partido, mayor hazmerreír y vergüenza ajena provocan en los españoles: "Obrero" y "Español" (se entiende de intentarlo: primero, segundo y tercero).

El resto —«Partido-Socialista»— va de suyo: primeramente, en virtud de la alícuota distribución de lo partido y lo socializado entre los cofrades mejores del progresismo del progreso propio; y en segundo lugar, del partitocrático reparto de la Tarta Política de la nación española: golosísima tarta, trufada con monedas no precisamente de chocolate. Pero en este punto, siendo la rapiña múltiple y variada, la consigna neoconsocialista no se hace esperar:

—«Primero que se arrepientan los demás, y entre los demás, antes que primero, el "Partido Popular".»

La consigna es de pura lógica utilitaria, lógica pro domo sua, que es la única lógica sobre la que actualmente se sostiene el socialismo español, en cuyo ámbito no impera otra ética que la del más prosaico utilitarismo. Éste, castrado para la mínima sub-versión que todo ideal requiere, utilizándolas, se sirve sin embargo de las subversiones razonablemente engendradas por la sociedad, del mismo modo que el surfista se sirve de la ola propicia: no por principio alguno, ajeno a todo utilitarismo, sino por mero método de utilidad. El utilitarismo es la ética del progresismo; una "ética" que nada tiene que ver con la utilidad pública y solidaria, y sí, en cambio, con la moral del ombligo.

Y sin embargo, todo lo utilitaria que se quiera, si no ética, nadie podrá negar que no sea lógica, porque el Partido Popular también interviene en el reparto, solo que, a diferencia de su principal detractor, en la porción alícuota de lo partido y lo popularizado entre su hueste más adherida y de límpida fe. Téngase presente que la materia de los emolumentos públicos tan poco cristianamente percibidos por la Sra. de Cospedal, si algún día viene a éxito una verdadera Sociología de la Justicia Social, habrá de constituir obligado anexo para el capítulo de sus tesis doctorales. Cierto es que jamás ha tenido la desfachatez de proclamarse socialista ni predicar el socialismo esta señora, a quien por otra parte, sin necesidad de ser progresista, no le faltan razones ni sueldo para creer en el progreso. ¡En el progreso de los fenicios!, que tanto lamentara la aristocracia (auténtica) de la Hélade. Ante la barbarie de la codicia y la declinación de los valores, khrémata, khrémata anér fue el verso, tan deprimido como estentóreo, del aristócrata Píndaro: «el dinero, el dinero hace al hombre.» (Ístmicas, 2.11)
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21 de mayo de 2011

Sobre los dos PSOEs y la «Carta ética de la Internacional Socialista» (V)

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-Por Roberto Malestar

(Cfr. «Sobre los dos PSOEs y la «Carta ética de la Internacional Socialista» (IV)»)

TEORÍA DEL «YO NO SOY TONTO»
A los hechos incontrovertibles ni se les puede ocultar ni se les debe soslayar. Un hecho fuera de toda controversia es que estamos asistiendo a las exequias ideológicas del Partido Socialista Obrero Español, inconsciente y como eternamente dormido en el regazo de ese letal Morfeo que, de no despertar a tiempo, terminará acunándolo para siempre: el neoconsocialismo del PSOE de las JONS. En lo que queda de aquél, jerárquicamente parasitado, desde el último aplaudidor hasta el Jefe indiscutible, el jonsismo de los nuevos ricos ha ido atomizándolo, partiendo el partido; convirtiéndolo, paulatina y letalmente, en un inocultable y vergonzoso haz de juntas de ofensiva neocon, cuyo emblema más definitorio podría ser el cronwelliano «nulla vestigia retrorsum» revolcado entre los tufos del más grosero "progresismo" mercantilista; y cuyo sentido: «ni un solo paso atrás que merme nuestros vínculos con la benéfica oligarquía societaria que nos permite progresar so capa de la pingüe "macroeconomía".» No es su único sentido, ciertamente, pero la insaciable e insolidaria codicia que lo preside lo sobrepone a todos los demás.

Entre tanto, todavía silente, peligrosamente taciturno, otro progreso de paradójica suerte avanza también: el progreso de los retrocesos, por cuyo sumidero se desangran los derechos sociales. Entre ellos, el primero, el derecho de toda persona a poder servir a su comunidad con un trabajo dignamente remunerado. El derecho, con el recíproco deber, que le confiere su social dignidad. Se trata de un derecho preeminentemente natural de la persona, por lo tanto, anterior a la positiva sanción de cualesquiera constituciones —que en modo alguno lo legitiman—; un derecho por el que los cientos de miles de víctimas del "progresismo", que apenas pueden vivir sin mirar de reojo los contenedores de basura, deben tener idénticas prerrogativas de dignidad económica que los Peces-Barba del derecho positivo y el huero constitucionalismo, de los archi-insistentes pero inexistentes derechos fundamentales: justi-legios de los más sistemáticamente conculcados por privi-legios de los menos.

Ahora bien, para la justificación de aquella insaciable e insolidaria codicia que lo caracteriza, el principio "ético" héticamente desplegado por el haz jonsista del neoconsocialismo español es triple:

1) se puede ser socialista y rico;

2) por ser socialista y rico no hay que sonrojarse; y

3) ser socialista no significa tener que vivir en la indigencia [donde el «no tener que vivir en la indigencia» en modo alguno excluye el paradoxal "laicismo" del vivir como Dios].
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5 de mayo de 2011

Sobre los dos PSOEs y la «Carta ética de la Internacional Socialista» (IV)

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-Por Roberto Malestar

(Cfr. «Sobre los dos PSOEs y la «Carta ética de la Internacional Socialista» (III)»)

DE CÓMO BAÑARSE Y CÓMO NO BAÑARSE EN EL RÍO DE LOS PARADOS
Ahora bien, con la definición misma —Internet como gran periódico del universo humano— va de suyo, por otro lado, lo que sin exclusión comprende su cotidianidad como medio de comunicación susceptible de ser utilizado planetariamente por cantidades fabulosas de usuarios. Unos en calidad de receptores, otros de comunicadores, no pocos a horcajadas de ambas calidades. Así, en un sistema democrático, poder recibir lo comunicado, además de poder comunicar cualquiera a su vez, no parece materia discutible más allá de los límites impuestos por la Ley. Y sin embargo, no basta ni con lo uno ni con lo otro, con el mero informar y el mero permanecer informado en el robótico feedback de los contenidos transeúntes por la red; ese feedback tan alejado del río del lógos que Platón reputó a Heráclito en su Cratilo.

Una información contradictoria no puede, ni debe racionalmente corresponder a un mismo factum; para lo que aquí se dilucida, a un mismo hecho o contenido informativo; por ejemplo, al hecho de «los parados», sustentado, como tal hecho informativo, en el correspondiente drama social: el de los parados. Lo cual, por descontado, vale para cualquier medio de información. No solo, pues, para Internet, si bien éste, aquí, es el medio que hace al caso por cuanto se viene diciendo. De manera que, en esta realísima tesitura, no puede ser que los parados sean a un mismo tiempo víctimas y cómplices, como contradictoriamente se pretende; lo primero en la dramática realidad, lo segundo en el perverso imaginario de políticos despreciables que, no pudiendo ser en modo alguno cómplices de sus propias víctimas —menos todavía éstas de los perpetradores de su hundimiento social— pretenden, sin embargo, ocultar y diluir su responsabilidad criminal en una repugnante asociación de contradictorias apariencias. ¿Criminal, o política? He dicho perfectamente lo que he querido decir: criminal, porque más allá de los derechos positivos —pro domo sua— de los Estados, la responsabilidad del hambre y la miseria no puede ser meramente política, como no pocos estafadores de la vida pública desean en España; es decir, res nullius y, como tal, la insultante responsabilidad ninguna de quienes ningunean a su propio pueblo legislatura tras legislatura.
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