Casta parasitaria • Castaparasitaria: 06/01/2011 - 07/01/2011

RAJOY COMPROMETE SU PRIMERA ENTREVISTA COMO PRESIDENTE
CON LA PERIODISTA MAGDALENA DEL AMO:
“ Cuando sea Presidente de Gobierno tendrá usted la primera entrevista como Presidente del Gobierno. ”
(16 de junio de 2005. Véase minuto 16:20 y ss. de la entrevista).

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23 de junio de 2011

Respondiendo a cinco párrafos en torno a mis jenízaros (Para "la memoria histórica").



 Por Roberto Malestar  

Un lector, don Antonio Leal, ha querido estampar su muy respetable comentario a mi artículo «¿Jenízaros en la España del siglo XXI? (Para "la memoria histórica").»

Que en tiempos de soliloquio y penuria lingüística, en los que apenas se balbucea si no es para compeler al prójimo, un lector acierte a intervenir razonablemente, para matizar sobre una materia que, cuando menos, produce todavía sarpullidos en la piel de nuestras biografías, es ya ciertamente de agradecer. Muy agradecido pues.

Ahora bien: a propósito de la respetable intervención creo conveniente decir algo, y es que, una vez leída, no he tenido más remedio que incoar una nueva interrogación: ¿qué tiene que ver el contenido del artículo comentado con lo que de él se comenta?

DIVAGACIÓN
Tengo la impresión de que, sobre la humilde Mancha de mi escrito, alguien ha divisado gigantes donde apenas unos molinos aspeaban leves pensamientos. No importa. Siendo yo algo Quijote nada tengo contra el quijotismo. Don Quijote es el perfil enjuto de nuestras inconclusas obsesiones cruzando pausadamente el horizonte, con trote lerdo y el paso cortado. Allende su triste figura, el horizonte de España resulta ininteligible.

Habitándolo y siendo lo que el propio límite nos hace ser, nosotros, los españoles, apenas pensamos acerca de, sino, propiamente, sobre el horizonte. En el ontorama antropológico somos su parte consustancial, porque no siéndole permitido a ninguna etnia evitar el horizonte, nosotros, incrustados en él, constituimos un ingrediente necesario de los demás. Por eso viviendo pre-posicionalmente desde una cierta lejanía, cuando creemos contemplar el horizonte, contemplados como ingrediente suyo sin embargo, somos una raza heteróclita y desconcertante en la retina de Occidente.

A Europa no le es posible visualizarnos como a sus demás pueblos; no tanto porque sus pueblos, e pluribus unum, no sean diversos entre sí como porque nuestra diversidad no termina de hallar el hueco propicio en la de ellos.

¿Pero somos o no somos Europa? Sí, terminantemente: Europa de postrimerías; una adyacencia cuasi limítrofe de los europeos, hijos de Cristo, tuteadores de Mahoma. Sólo los hijos, filialmente, reniegan de los padres, como nosotros, castrados para su comprensión, renegamos del pasado. Más que el presente que se hace al andar, sentados-frente a él (ob sidere), ob-sesivamente, asediamos el pasado, cuando privada de su oxígeno ninguna vida presente es vividera.
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